A lo largo de toda mi vida desarrollé las habilidades de comprensión y empatía, aprendí sobre las culturas, costumbres y personalidades.

En los años de vuelo presencié unas tormentas eléctricas de infarto; un aterrizaje forzoso porque uno de los motores dejó de funcionar y atendí a las personas desmayadas y las que estaban muy asustadas; fui parte del equipo que transportó los órganos vitales de un donante.

Estuve de turno cuando un ladrón entró con un arma blanca en la recepción del hotel y sé que el mundo es tridimensional – un espacio limitado por caras planas y curvas.

Lo importante es la actitud que te tomas frente a estas situaciones.

Me llamo Svetlana o corto Lana y lo que para los españoles puede significar un material de fibra natural, para los eslavos significa -mujer de luz.

Tengo que reconocer que tengo algo en común con la ¨lana¨ y es:

Resistencia y Flexibilidad.

Desde muy joven me rodeaba de gente que era de diferentes edades, grupos e intereses; todos ellos eran muy distintos, pero en cada uno, yo podía encontrar algo interesante, algo único …

Mi interés por comprender a las personas tal y como son, sin juzgar ni analizar es verdadero y el único beneficio que tiene es  poder ver el mundo a través de los ojos de los demás.

«¿Podría darse el milagro más grande que el de ser capaces de mirar a través de los ojos de otro?»

dijo Henry David Thoreau

Con el paso de tiempo pude ver que mi camino fue atravesando por múltiples cambios.

Nacida en la antigua URRS 1983, con 7 años tuve una intuición, que el mundo alrededor estaba cambiando: pasaportes rojos fueron sustituidos por los verdes, los rublos por los billetes con caras desconocidas y de repente empezamos a vivir en un país independiente República de Lituania .

 En el colegio cada año nos cambiaban de profesora, para ellos tenían sus razones; a mí me parecía muy injusto haber cogido cariño a una profesora y sustituirla por otra nueva.

Nadie hablaba de la habilidad de  adaptación  y de la capacidad de salir de tu zona de comfort .

Con 17 años viajo a Moscú, para estudiar la carrera de Turismo y gestión hotelera en la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos, conocida por su carácter multinacional con estudiantes de más de 158 países del mundo.

¡Vivíamos en nuestra ciudad multicultural creando eventos, conciertos, charlas con el propósito de conocer y comprender las costumbres y culturas de otros… para mí fue una Gran escuela diplomática…

Me formé para ser especialista en turismo y gestión hotelera, y a pesar de graduarme con diploma de honor, lo que realmente aprendí al salir de la Universidad es… pensar … y la verdad, que ya fue mucho…

Con 22 años viajo a Barcelona (Cataluña), para poner en práctica lo aprendido en la Universidad.

 Mis expectativas son muy altas y los conocimientos del idioma bajos, con lo cual empiezo a trabajar en la cocina de un restaurante para no tener que volver ¨derrotada¨ a mi país.

Una percepción muy propia, por cierto, porque no hay nada de derrota en reconocer que tal vez te has precipitado o no estás lista aún.

Pero las ganas de seguir eran tan grandes, y los obstáculos parecían sacados de un videojuego que elijo jugar y seguir adelante, e incluso disfruto mucho haciendo nuevos amigos, conociendo un país dentro de un país… nada nuevo para mí en aquel entonces…

Con 25 años ya tenía muchos conocimientos sobre las culturas y países, pero no tuve posibilidad de viajar… que mejor forma que convertirme en tripulante de vuelo y continuar conociendo e interactuando con miles y miles de personas… es ahí cuando entiendo que VIAJAR es la mejor manera de borrar las fronteras de creencias limitantes y deshacerse de perjuicios.

Tres años después guardo mis alas para poder introducir algo de monotonía en mis horarios, de hecho, muy deseado entonces, mi nuevo reto fue conocer cómo es trabajar en un hotel.

Resultó ser agradable, intenso con las famosas tareas multitasking que te mantienen en una buena forma física…

Aprendí muchísimo sobre la psicología humana, ventas, resolución de Conflictos, trabajo en equipo y la lista sigue… pero sobre todo aprendí que tras la queja o insatisfacción del cliente también puede ser escondida una necesidad no cubierta… y por mucho que reforzamos las instalaciones si no llegamos a descifrar esta necesidad, no podemos ayudar.

Empiezo a interesarme por cómo podemos mejorar nuestra compresión y relación con el cliente y a la vez mantener la calma emocional, comienzo a buscar respuestas…

Los años posteriores también logro formar mi familia y experimento el Superpoder de ser madre, en 2 ocasiones para ser exacta.

Con 32 años descubro Sofrología y lo que al principio fue una curiosidad se convierte en una nueva herramienta… puedo apreciar su Potencia y Potencial, su estructura lógica y metódica.

Hoy en dia tengo 37 años y soy Sofróloga en formación.

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